viernes, 14 de septiembre de 2012

LAS PALABRAS MAGICAS



LAS PALABRAS MÁGICAS
Los niños bien educados son bienvenidos en todas partes. Las palabras mágicas “por favor” y “gracias” abren todas las puertas.
Sin embargo, los buenos modales no llegan a los niños por acta de magia. La buena educación necesita un maestro, y esta persona eres tú. ¿Cómo puedes enseñar a tus hijos a tener un comportamiento modelo? Todo comienza en casa.
  • Las palabras mágicas.
    Acostumbra a todos en tu casa a siempre pedir las cosas “por favor” y a Dar  gracias por cada esfuerzo y favor recibido.
    Los  adultos deben dar ejemplo los papás que piden las cosas de favor y siempre dicen “gracias” están creando un ambiente donde este vocabulario (y la actitud que lo acompaña) es natural y automático.
    Desde que aprendan a hablar, insiste en que tus hijos usen las palabras mágicas antes de tú cumplas con lo que pidan.
  • Pedir permiso.
    Un niño educado entiende que no es el dueño del mundo. Para pasar enfrente de alguien, pisando su espacio, hay que pedir permiso. Para usar algo que le pertenece a otro, hay que pedir permiso.
    Los niños que saben pedir las cosas “con permiso” caen bien, porque dan el lugar a otros y demuestran su consideración. Por otro lado, un niño que toma las cosas sin permiso despierta enojo en los demás y tendrá muchos conflictos porque es obvio que no sabe comportarse.
  • Saludar.
    Para los latinos, el saludo es esencial. Enseña a tus hijos a siempre decir “Buenos días”, “Buenas tardes”, y dar la mano.
    Si están conociendo a alguien nuevo, se acostumbra decir el propio nombre y agregar la frase “Mucho gusto”, o “Encantado/a”. (“María. Mucho gusto.”) En México este saludo va acompañado de un beso en la mejilla.
    Las personas que entran a un lugar sin saludar se ven mal.
    También al irse hay que despedirse de todos uno por uno, dando la mano, el beso en la mejilla y la frase, “Fue un placer. Hasta luego.”
  • Demostrar respeto con el lenguaje.
    En español es importante enseñar a tus hijos a usar la forma “usted” para dirigirse a adultos que no son familiares o amigos muy cercanos.
    Usar “usted” demuestra que tus hijos saben respetar a sus mayores.
    Ya si el adulto les da permiso de usar el familiar “tú”, se puede “romper el turrón” y llevar un diálogo menos formal.
    Sin embargo, sin embargo aprender a usar  el usted  cuando haya duda es un sabio ejercicio que serviría a tus hijos para el futuro mundo laboral, cuando hay que cuidarse de parecer “igualado”, ya que cortar la formalidad es el privilegio de los superiores.
    Ayuda a tus hijos a medir las distancias y distinguir entre el trato formal e informal, sabiendo con quién acercarse con más confianza, y con quién hay que guardar las formas.
  • Contestar el teléfono.
    Cuando yo era chica, contestábamos el teléfono dando nuestro nombre y el nombre de la familia. Hoy en día no es aconsejable difundir tanta información.
    Sin embargo, puedes enseñar a tus hijos a contestar, “Buenos días”, o “Buenas tardes”. Si la persona que llama pide información, pueden decir, “Permítame, por favor”, y pasar la llamada a un adulto en casa.
    Enseña a tus hijos a no dar información personal ni familiar por teléfono.
  • Esperar su turno.
    Una característica marcada de la educación es el auto control. Enseña a tus hijos a no interrumpir, esperando su turno para hablar.
    Eso es muy difícil, sobre todo cuando los niños son muy comunicativos y están acostumbrados a ser escuchados. También, la reacción natural de una mamá es responder automáticamente a la voz de su hijo.
    Sin embargo es importante fijar el límite y enseñar a los niños a pedir permiso para hablar.
    En casa pueden practicar la siguiente regla: cuando los papás están hablando, espera tu turno. Si tú esperas, mamá o papá te dará su atención completa y te escuchará.
    Un niño que interrumpe a los adultos es un maleducado.
  • Aplicar la regla de oro.
Los buenos modales son una forma de mostrar consideración por los demás. Es bonito que otros te consideren, te pidan permiso y te esperen hasta que tú los puedas atender.
Pregunta a tus hijos cómo sienten cuando tú los trates con educación y respeto. Recuérdales que ellos deben tratar a los demás como ellos quieren ser tratados.
La buena educación de un niño habla bien de toda su familia

miércoles, 12 de septiembre de 2012


La psicóloga Annie de Acevedo lanza guía para criar niños felices

Libro Hazlos felices para que sean buenos
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La felicidad es posible. Es lo que dice el actual Dalai Lama. Una convicción budista determinante para la psicóloga Annie de Acevedo, que cobró más importancia en su vida luego de que participó en un simposio en California, el año pasado. Allí, la comunidad científica reconoció haber descubierto que el ser humano tiene dos amígdalas, que hacen parte del centro emocional del cerebro, las cuales no dejan pasar los estímulos y logran bloquear el comportamiento del implicado cuando este siente tristeza.
La ciencia estaba dándole una pista sobre la importancia de la felicidad en la salud y Acevedo lo interpretó como la señal para escribir Hazlos felices para que sean buenos, un libro que acaba de lanzar con editorial Planeta, en el que la experta en crianza y familia les explica a los padres cómo pueden lograr lo que tanto anhelan: la felicidad de sus hijos.
La columnista de ABC del Bebé, coordinadora del Learning Center del Colegio Nueva Granada en Bogotá y autora de siete libros, confiesa que este es el texto que más se ha gozado, ya que aprendió cosas para aplicar en su vida, y sueña con que sea igual de útil para otros padres; por eso, le respondió a ABC del Bebé algunas inquietudes sobre la felicidad. Un abrebocas de su libro.

¿Qué es la felicidad?
Mi libro tiene muchas definiciones. Como dice Aristóteles, es relativa y subjetiva. Para mí, es el estado en el que hay ausencia de problemas, uno está tranquilo y puede ser generoso con los demás porque está pleno.

¿Qué dice la neurociencia?
Tres cosas mantienen a la gente feliz: un grupo de amigos o núcleo familiar cohesivo y solidario, un carácter generoso y altruista, y la creencia en algo espiritual.

¿La psicología positiva cómo define la felicidad?
Equivale a algo que ya traes (herencia), a lo que pasa en la vida y a la manera como reaccionas.

¿Cómo logran los padres esta felicidad en sus hijos?
Pueden crear hijos que se quieran y estén tranquilos con lo que son, pero hay que trabajarle al hogar con espacios familiares y diálogo emocional. Además, el niño debe tener sentido de pertenencia para que identifique quién es y tenga seguridad. Hay que trabajar su inteligencia emocional, para que pueda entender sus emociones y las de los demás. Para eso, los padres pueden preguntarle qué fue bueno en el día y qué lo hizo sentir mal; así comienzan a ver la diferencia. Los padres deben entender que cada hijo es un universo y hay que ver cuál es la fórmula ganadora de la felicidad de cada uno. También deben enseñarles a manejar los fracasos.

¿Dónde queda el ejemplo? 
Los padres no se dan cuenta de que los niños imitan el 90 por ciento de lo que ven. Un padre que sea amargado y negativo y con mensajes de preocupación y tristeza creará en el hijo zozobra y angustia. Einstein decía que la única manera para aprender es a través de la imitación, pero no es una fórmula, y, como toda regla, tiene su excepción, pero así los niños no crezcan con sus padres sino con sus tíos o sus abuelos, siempre verán en ellos un ejemplo.

¿Qué conceptos errados tienen que cambiar los padres sobre la felicidad?
La concepción de que el niño feliz es aquel que hace todo lo que quiere, es el primer mito que hay que acabar. Eso ha creado niños infelices porque están mal acostumbrados y nada es suficiente para ellos. También se piensa que los niños felices son aquellos a los que les pasan cosas buenas y que los infelices son quienes viven experiencias malas. Eso no es así. La gente que es feliz ha vivido momentos difíciles y ha logrado superarlos. Por otro lado, erróneamente se cree que los niños con autoestima y buenos amigos son felices, pero es al revés: el que es feliz buscará amigos, buenas situaciones, y la felicidad lo llevará a eso.

¿Qué tanta importancia tiene el colegio?
Hay que buscar uno donde sea indispensable el desarrollo emocional del niño, en el que se sienta bien y que le dé seguridad.

¿Qué se necesita en la educación?
Límites, estructura, energía positiva y tiempo.

¿Qué quita felicidad?
El maltrato, el conflicto y el desorden; una casa organizada podrá criar hijos en paz, así que hay que identificar las cosas que son obstáculos para la felicidad de su hijo y quitarlas poco a poco.

¿Cómo es un niño feliz?
Es el que está cómodo en su propia piel, el que está tranquilo, el que sabe que puede confiar en sus papás, en sus compañeros y profesores; el que tiene claridad sobre las consecuencias de sus actos y no está ansioso ni temeroso, sino dispuesto a dar. Es un niño que comparte con otros.

¿Para qué le sirve esto?
Sirve para tener calidad de vida y buena salud. Aristóteles dice que la finalidad de la vida es ser feliz