LAS PALABRAS MÁGICAS
Los niños bien educados son bienvenidos en todas partes. Las palabras mágicas “por favor” y “gracias” abren todas las puertas.
Sin embargo, los buenos modales no llegan a los niños por acta de magia. La buena educación necesita un maestro, y esta persona eres tú. ¿Cómo puedes enseñar a tus hijos a tener un comportamiento modelo? Todo comienza en casa.
- Las palabras mágicas.Acostumbra a todos en tu casa a siempre pedir las cosas “por favor” y a Dar gracias por cada esfuerzo y favor recibido.Los adultos deben dar ejemplo los papás que piden las cosas de favor y siempre dicen “gracias” están creando un ambiente donde este vocabulario (y la actitud que lo acompaña) es natural y automático.Desde que aprendan a hablar, insiste en que tus hijos usen las palabras mágicas antes de tú cumplas con lo que pidan.
- Pedir permiso.Un niño educado entiende que no es el dueño del mundo. Para pasar enfrente de alguien, pisando su espacio, hay que pedir permiso. Para usar algo que le pertenece a otro, hay que pedir permiso.Los niños que saben pedir las cosas “con permiso” caen bien, porque dan el lugar a otros y demuestran su consideración. Por otro lado, un niño que toma las cosas sin permiso despierta enojo en los demás y tendrá muchos conflictos porque es obvio que no sabe comportarse.
- Saludar.Para los latinos, el saludo es esencial. Enseña a tus hijos a siempre decir “Buenos días”, “Buenas tardes”, y dar la mano.Si están conociendo a alguien nuevo, se acostumbra decir el propio nombre y agregar la frase “Mucho gusto”, o “Encantado/a”. (“María. Mucho gusto.”) En México este saludo va acompañado de un beso en la mejilla.Las personas que entran a un lugar sin saludar se ven mal.También al irse hay que despedirse de todos uno por uno, dando la mano, el beso en la mejilla y la frase, “Fue un placer. Hasta luego.”
- Demostrar respeto con el lenguaje.En español es importante enseñar a tus hijos a usar la forma “usted” para dirigirse a adultos que no son familiares o amigos muy cercanos.Usar “usted” demuestra que tus hijos saben respetar a sus mayores.Ya si el adulto les da permiso de usar el familiar “tú”, se puede “romper el turrón” y llevar un diálogo menos formal.Sin embargo, sin embargo aprender a usar el usted cuando haya duda es un sabio ejercicio que serviría a tus hijos para el futuro mundo laboral, cuando hay que cuidarse de parecer “igualado”, ya que cortar la formalidad es el privilegio de los superiores.Ayuda a tus hijos a medir las distancias y distinguir entre el trato formal e informal, sabiendo con quién acercarse con más confianza, y con quién hay que guardar las formas.
- Contestar el teléfono.Cuando yo era chica, contestábamos el teléfono dando nuestro nombre y el nombre de la familia. Hoy en día no es aconsejable difundir tanta información.Sin embargo, puedes enseñar a tus hijos a contestar, “Buenos días”, o “Buenas tardes”. Si la persona que llama pide información, pueden decir, “Permítame, por favor”, y pasar la llamada a un adulto en casa.Enseña a tus hijos a no dar información personal ni familiar por teléfono.
- Esperar su turno.Una característica marcada de la educación es el auto control. Enseña a tus hijos a no interrumpir, esperando su turno para hablar.Eso es muy difícil, sobre todo cuando los niños son muy comunicativos y están acostumbrados a ser escuchados. También, la reacción natural de una mamá es responder automáticamente a la voz de su hijo.Sin embargo es importante fijar el límite y enseñar a los niños a pedir permiso para hablar.En casa pueden practicar la siguiente regla: cuando los papás están hablando, espera tu turno. Si tú esperas, mamá o papá te dará su atención completa y te escuchará.Un niño que interrumpe a los adultos es un maleducado.
- Aplicar la regla de oro.
Los buenos modales son una forma de mostrar consideración por los demás. Es bonito que otros te consideren, te pidan permiso y te esperen hasta que tú los puedas atender.
Pregunta a tus hijos cómo sienten cuando tú los trates con educación y respeto. Recuérdales que ellos deben tratar a los demás como ellos quieren ser tratados.
La buena educación de un niño habla bien de toda su familia