Por: Ana Milena Muñoz de Gaviria
HAY UNA SERIE DE HECHOS Y DE proyectos de ley que nos llevan a reflexionar sobre los jóvenes, su comportamiento, la corresponsabilidad de los padres y las escuelas, la indiferencia de la sociedad y la necesidad de proponer soluciones y correctivos.
El mundo de hoy es otro; ambos padres trabajan, las familias son
cada vez mas uniparentales pues la separación de los padres crece, y esto ha
llevado a una menor atención del menor, los jóvenes están más solos, hay menos
guía, hay menos diálogo. Igualmente, las comunicaciones y el mundo digital han
dado acceso a todo y a seguir otros comportamientos y otros valores. En los
medios como la televisión o el cine, la violencia, el alcoholismo, el sexo, el
embarazo precoz, el aborto, el abuso del débil y la falta de tolerancia son
mostrados como parte esencial de la vida.
Es por eso necesario trabajar de manera integral definiendo las
responsabilidades de distintos actores: de la familia en la educación, en la
transmisión de valores y en la atención del adolescente; del sistema educativo,
de la sociedad en general, de los medios de comunicación y de igual manera del
Estado al definir acciones y castigos que eviten la impunidad. Y es que si los
hechos no son una alerta, cada vez más son necesarias acciones punitivas que
obliguen a los padres a asumir sus responsabilidades.
Por un lado, son importantes la educación en valores, las clases
de comportamiento y de cívica, del trabajo social como actividad solidaria; es
igualmente esencial la educación sexual como parte del pénsum y de ahí la
importancia de este proyecto en el Congreso.
En este sentido celebro entonces el proyecto del nuevo código de
policía en el que los padres deben responder por conductas punibles cometidas
por sus hijos. En Estados Unidos los padres deben responder no sólo por sus
hijos, sino por aquellos menores que ingieren bebidas alcohólicas en sus casas
y por supuesto son responsables de los suyos por fuera de ella. Este tipo de
medidas ayudan a que los padres presten una mayor atención sobre los jóvenes y
evitan mayores acciones.
Es así como proyectos como el endurecimiento de penas para los
menores en una reforma a la Ley de Infancia son esenciales, pues muchos de los
jóvenes tienen cuerpos de adolescentes pero actúan como mayores y cometen
delitos que amparan en las bajas penas del Código del Menor.
Hay entonces necesidad de una mayor reflexión de toda la
sociedad que incluya a los jóvenes para analizar caminos para el cambio de
actitud con los padres, cambios de comportamiento de los hijos, del Estado en
su educación y de la sociedad en general.
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